Así
Hay días de "no me quedo". Conozco hasta la sensación de pedirle a mis pies que se vuelvan livianos, como si un pequeño hilo tirara de ellos hacia atrás, se elevan. Y una sorpresa, no exenta de cierta naturalidad, me hace extender los brazos y ya está, otra vez a volar. No me quedo a esperar... Hoy vuelo.